El tutor tiene más posibilidades para trabajar las emociones en el aula, que el resto de los especialistas que tienen una, dos o tres horas semanales. Además con el tutor suceden diariamente situaciones naturales que brindan la posibilidad para trabajar los sentimientos. (peleas en el patio, enfados en clase, desafíos de autoridad, los "niños abusones y niños quejicas, chivatos"...). Pero entendemos que en todo encuentro se producen emociones, sea de un día o de una hora y se pueden respetar, observar...parar la clase para resolver un problema , incluso aunque "perdamos parte del trabajo curricular de ese día", o dejarnos llevar por el buen rollo del grupo que se ha creado hacia una actividad que no estaba prevista.
En casos de problemáticas mayores, coordinarnos con el orientador del centro para trabajar esas situaciones.
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